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Para abordar cualquier tipo de proyecto con éxito es necesaria una buena organización que garantice que el trabajo se realice de forma rápida y eficiente. Incrementar la productividad de una empresa, por ejemplo, necesita de una metodología capaz de optimizar sus procesos y tareas, y del uso de una serie de herramientas y mecanismos.
Entre las distintas opciones para gestionar un proyecto o empresa, la metodología agile es una de las más populares actualmente, ya que se adapta perfectamente a las necesidades actuales del mercado. Grandes empresas como Google o Sony, implementan metodologías ágiles como Scrum, con gran éxito para gestionar sus proyectos.
La metodología agile o ágil es una filosofía de gestión de proyectos y empresas que se basa en dividir las tareas o procesos en pequeñas partes que se pueden concluir de forma más rápida y sencilla, con el objetivo de hacer llegar a los clientes, productos y servicios de mayor calidad en menor tiempo.
Agile surge en el año 2001 de una reunión de las principales empresas de software, donde analizaron las distintas prácticas que seguían para sacar adelante sus proyectos de aplicaciones y programas. El resultado de esa reunión es lo que se conoce como el “manifiesto agile”, un modelo de mejora continua que incluye plazos de entrega más cortos y que persigue un mayor enfoque en cada tarea.
Los tipos de metodologías se dividen en cualitativas (basadas en la observación para obtener cualquier dato de índole no numérica), y cuantitativas (hace uso de valores de tipo numérico para las observaciones). Entre estos tipos de metodologías podemos destacar:
Para aplicar la metodología ágil en un proyecto es necesario seguir los cinco pasos que a continuación enumeramos:
Las principales ventajas de abrazar las metodologías ágiles para afrontar un proyecto o gestionar un negocio son:
Al dividir las tareas en procesos más pequeños, es más sencillo abordarlos y concluirlos de forma rápida. Una de las grandes ventajas de agile es que consigue que los equipos de trabajo y la propia empresa, trabajen de forma más rápida y eficiente.
Con esta metodología es muy sencillo realizar cambios sobre la marcha cuando se encuentra algún problema, dificultad, o se presenta una nueva exigencia o necesidad del cliente. Los proyectos pueden adaptarse a medida que avanzan sin que los cambios supongan grandes problemas.
En el proceso de trabajo agile, el cliente toma un papel proactivo, manteniendo una relación estrecha con los equipos de trabajo que aporta un feedback fundamental para poder entregarle el producto o servicio que realmente necesita.
Gestionando tareas más pequeñas y de forma colaborativa, es más sencillo detectar errores y problemas, y así poder solucionarlos al instante. Esta metodología apuesta por las pruebas constantes durante el desarrollo en busca de eliminar errores y procesos no eficientes para garantizar una entrega de alta calidad.
Todo el desarrollo del proyecto agile se presenta en un formato que permite realizar un seguimiento constante y en tiempo real de cada una de sus tareas. Tanto los líderes, como los clientes y los propios miembros de los equipos de trabajo, pueden acceder a las líneas de trabajo para verificar en qué estado se encuentra cada tarea.
Entre los puntos débiles que tiene esta metodología podemos destacar:
La metodología agile permite que las empresas puedan entregar productos y servicios de mayor calidad a los clientes, empleando menos tiempo y de forma continuada. Para implementar este tipo de forma de trabajar es necesario realizar un cambio profundo en el negocio y en su manera de hacer las cosas.