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El tiempo de carga de una página web es fundamental para que los usuarios disfruten de una experiencia satisfactoria navegando por la misma. Hoy en día el usuario cada vez es más exigente y tiende a abandonar un sitio web en busca de una mejor alternativa, si su contenido se demora en exceso en mostrarse. Se estima que cuando la velocidad de carga supera los tres segundo y medio, la tasa de abandono se incrementa de forma notable.
El tamaño de imagen para web es el principal factor que afecta la velocidad de carga, por lo que es fundamental controlar este aspecto para poder minimizar el tiempo de carga y así ofrecer la mejor experiencia de usuario.
Los dos factores que influyen para que una imagen tarde en cargarse en una página web son su tamaño y su peso. A mayor tamaño o resolución, mayor será el peso de la imagen, aunque la calidad de la misma, también afecta a los bytes que ocupa.
Cuando se diseña una web, es normal tener la tentación de subir fotos e imágenes en alta resolución para que los usuarios puedan verlas con un nivel de calidad máximo. Sin embargo, este tipo de imágenes ocupan una gran cantidad de bytes, haciendo que el tiempo que tardan en mostrarse sea excesivo.
La alternativa es trabajar con formatos de imágenes comprimidos para poder buscar un balance entre su tamaño y calidad. Formatos como el JPG comprimen las imágenes haciendo que su peso disminuya de forma significativa, eso sí, a costa de reducir su calidad.
Los formatos de imagen que utilizan la compresión pueden hacerlo en distintos porcentajes. Fijando esa compresión en un 60-80 % de calidad, se obtendrá una imagen con un peso mucho menor sin tener que sacrificar la calidad de la imagen en exceso.
Como norma general, se establece que el peso ideal de las imágenes o fotografías que se utilizan en una página web no deben superar los 200 kilobytes (kB).
El tamaño de imagen recomendado para web depende de cada página y sus objetivos. No es lo mismo un sitio web corporativo, que una tienda online o un portafolio de un artista gráfico o fotógrafo.
Lo normal es redimensionar las fotos a un máximo de 1024 píxeles de ancho, aunque en sitios web donde la imagen es lo más importante de su contenido, se puede redimensionar a 2048 píxeles de ancho (buscando una mayor calidad de las imágenes).
Por encima de estas dimensiones el peso de la imagen se hace inviable para ser utilizado en páginas web o eCommerce por todo el tiempo de carga que necesitarían para mostrarse.
El peso y tamaño de una imagen pueden tener un impacto negativo en un sitio web, afectando a aspectos fundamentales como:
Que el usuario disfrute de la mejor experiencia de usuario cuando navega por internet es para Google fundamental a la hora de clasificar un sitio web e incluirlo en su ranking. Aquellas páginas que cargan mucho más rápido ofrecen mejor experiencia a sus visitantes, y por lo tanto, Google las premia con mejores posiciones en su página de resultados de búsqueda o SERP.
La tasa de rebote es una métrica fundamental para un sitio web pues mide el porcentaje de usuarios que abandona la página sin ni siquiera ver su contenido.
Cuando una página web tarda en cargar los usuarios la abandonan a los pocos segundos en busca de una alternativa más rápida. Controlar el tamaño y peso de las imágenes es fundamental para hacer que el tiempo de carga de un sitio web sea mínimo, y así reducir el porcentaje de usuarios que lo abandonan nada más entrar.
Uno de los principales objetivos de un sitio web es el de realizar conversiones como suscripciones, descargas o ventas, entre otras. Si no se optimiza el peso y tamaño de las imágenes, el tiempo de carga será mucho mayor, incrementando el número de usuarios que abandonan el sitio. Además, el posicionamiento web no será bueno por lo que el tráfico web será inferior. Estas dos situaciones hacen que el número de conversiones sea inferior.
Muchas veces se pretende mejorar la imagen de marca y del sitio web gracias a incluir imágenes de alta calidad. Si el peso y el tamaño de estas imágenes hacen que la velocidad de carga sea más lenta, el efecto que se consigue es el contrario, dar una mala imagen del sitio web, con procesos de carga lentos que hacen la navegación incómoda.
El tamaño y el peso de una imagen influyen directamente en la velocidad de carga de una web. Optimizar ambos aspectos hará que un eCommerce o página web tenga un menor tiempo de carga, haciendo que la experiencia de usuario sea mucho más satisfactoria.